En la base de una gran formación de arenisca rojiza encontramos el abrigo de los Toros del Barranco de las Olivanas.
Este abrigo decorado con representaciones típicas del arte levantino fue descubierto por los vecinos de la cercana localidad de Tormón en 1926.
Una de las principales peculiaridades del arte levantino de la Sierra de Albarracín es la abundante presencia del color blanco, empleado en este caso para la realización de las figuras animales de mayor antigüedad.
Sobre ellas fueron pintados en épocas posteriores los característicos toros de color rojo que dan nombre a este abrigo.
La presencia en este panel decorado de humanos y animales (como los ciervos y los toros) nos habla de la voluntad de los artífices por representar una cacería, un tipo de escena muy recurrente en las pinturas desarrolladas por las culturas de cazadores-recolectores.
La sección más interesante del conjunto es la situada a la derecha. En ella un arquero, pintado con una reconocible musculatura y caracterizado con un tocado a modo de sombrero de copa, se dirige portando un arco y unas flechas hacia su presa, un ciervo ya abatido y desplomado con el cuello caído sin vida.
La singularidad del arquero, el naturalismo de los toros y la variedad de actitudes en las representaciones de los ciervos hacen de este uno de los abrigos de mayor calidad técnica de los conservados en la Sierra de Albarracín.