Descubierto por el investigador Martín Almagro hacia 1952, el abrigo del Arquero de los Callejones Cerrados emplea como soporte un lienzo de roca arenisca rojiza de cinco metros de altura.
Este conjunto pictórico está integrado por tres paneles o escenas datados en el periodo Neolítico (entre el 7000 y el 4500 a.C.).
A mano izquierda, casi imperceptibles, se encuentran los restos de una figura humana de color violáceo.
Debido a sus formas simplificadas esta figura se aproxima formalmente al conocido como arte esquemático, un estilo pictórico propio de culturas más avanzadas que comenzaban a desarrollar un modo de vida sedentario basado en la agricultura y la ganadería.
Por su parte, en la zona central se representa la escena que da nombre al conjunto. En ella, un arquero retratado con gran detallismo anatómico se muestra de perfil y agachado, en actitud de disparar su flecha hacia la zona inferior izquierda.
Su pie parece estar apoyado sobre un canto rodado que sobresale de la roca, aprovechando las posibilidades el soporte natural para potenciar el naturalismo en la escena.
Finalmente, a mano derecha, encontramos un tercer panel decorado de grandes dimensiones.
Está integrado, entre otras figuras, por dos representaciones femeninas que portan faldas, dos toros de gran calidad y tamaño, y las figuras silueteadas de un cáprido y un caballo.